Temporada seca
Descalzo
corría de puerta en puerta. El costo de una gota cristalina sobrepasaba sus
posibilidades. Su voz, pastosa, apenas podía escapar entre los surcos de sus
labios.
Abandonado
sobre es asfalto hirviente, reducido a un polvo sin nombre sobrevuela el
desierto civilizado y molesta en mis fosas nasales.
Estornudo,
sedienta.
fah doga... me dio más calor todavía, cosa que parecía físicamente imposible. Yo sabía que no tenía que leer nada, nunca más, después del libro de Belen Francese. Merde.
ResponderBorrar