La garantía de una pareja perfecta
Que sea tierna y dulce.
Que sea perfecta, hermosa, para que cuando salgamos juntos todos se den vuelta
a mirarla, a admirarla y me envidien. Que me espere en casa siempre anhelante y
apenas escuche el desandar de las dos vueltas de llave venga corriendo, se tire
a mis brazos, me llene de besos, se arrope conmigo en el sillón y me escuche
atenta cuando le cuente de mi larga y ardua jornada laboral o sólo me haga
mimos y se quede a mi lado, con su cabeza apoyada sobre mi pecho si estoy muy
cansado para hablar.
Que
sea independiente pero, a pesar de irse, de necesitar explorar y buscar nuevos
lugares y experiencias, siempre vuelva a mí, me sea leal, fiel. Que sea buena
anfitriona y siempre esté de buen humor y feliz cuando nos visiten familiares o
amigos. Que sea mi compañía las largas y tediosas tardes de domingo o las
mañanas de resaca. Que me cuide, proteja y defienda. Que sepa cómo calmarme
cuando esté tenso, o triste, o enfermo. O me sienta solo. En resumen: que me
ame como nunca ha amado a nadie en el mundo.
-
-¿Alguna otra cosa?
-
-No, creo que eso es todo.
-
-Muy bien, por cien pesos más puede llevarse el collar de
ahorque para entrenarla, un juguetito para que se entretenga cuando esté
aburrida, y algunas golosinas para que roa cuando sienta mal estar o ansiedad.
-¡Muchas gracias!
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