Letanías
Transformados
en caminantes del cielo observamos con los ojos hacia atrás, sobre el hombro,
sin apreciar la palma de nuestras manos. Miramos hacia el progreso sin sentir
la vorágine de los espejos que cortan y refractan imágenes amorfas, difuminadas
en su aparente inocencia.
Soñamos
con el Más Allá sin sentir el smog que recubre nuestros pulmones, exhalado por
la urbe. La sequedad de nuestra piel desteñida. La desolación de la tierra
agrietada, sedienta.
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