Abandono de hogar
El silencio reina en los espacios
designados, ambientes que estaban allí como escenario de sus días, como celdas
sin barrotes. Espacios donde los minutos se espesaban y la vida corría rápido.
Sobre la mesa los restos de un par de migas y una fotografía rasgada,
convertida en el rompecabezas de algún recuerdo. El vientre de los placares
hambrientos. Los cajones huérfanos. La luz blanca que late, se vuelve
intermitente con el girar constante del ventilador que se marea traspasando el
aire caliente de un extremo a otro.
El timbre suena dos veces. Nadie
corre a atenderlo.
La lista de las compras pende de un
imán, olvidada en la puerta de la heladera, junto a los impuestos sin pagar. La
ropa ha quedado sucia en la cesta para lavar. La cena sin preparar.
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